lunes, 26 de marzo de 2012

Ave fénix


 
...y resulta
que después del moco
y la lágrima salada o amarga
que formaron transparente filigrana
en la soledad nocturnalmente etílica...
de los tiempos.

…y después de tanto 
no saber qué hacer con las  horas muertas...
ocurre:  que el día menos pensado, 
te despiertas, 
sin esa “apretazón” consuetudinaria en el pecho, 
que  matutinamente, 
 de lo jodida que resultaba, 
a veces,  
ni respirar bien te dejaba… 

…y la rajadura la pared
que perpendicularmente,  queda al lado de tu cama, 
ya no te parece un defecto estructural, 
sino la divertida forma inspiradora
de un dibujo irreverente.

Entonces y sólo entonces, 
por fin entiendes
El milagro de lázaro.

lunes, 19 de marzo de 2012

De verdes y azules


Y voy a quererte mucho. 
                                                                          
Y  me seguiré  sacando, en  tiras, 

las costras de esta piel podrida 

que  estorba tanto 

como el morral de la súper mujer  cansada

que desde tu llegada,  está más vacío.




Y voy a quererte mucho

Y me perderé contigo,


en el limbo onírico de las mariposas azules. 

Nos montaremos en un carrusel mágico,
  
y luego,  inventaremos el amor visceral

sin inocencia y obsceno

de dos gatos negros en celo

metidos  en una gaveta roja,  
  
mientras el mundo pasa.



Y voy a quererte mucho

Y prometo ser siempre

la mujer impertinente que tu amas,

Y me levantaré del suelo

Y resucitaré de nuevo,

Y echaré raíces oscuras, 

flores amarillas 

y hojas verdes.  

Y borraré de la memoria (y de la piel) otros besos

Y otros cariños tristes 

que me dejaron (una vez más) el alma muerta.



Y voy a quererte mucho,

 con mucha fuerza,

mi pintor de esperanzas,

mi Pintor de alegrías y bienaventuranzas.

Porque tiñes  de rosa y naranja los amaneceres.

Porque arrastras a mi puerta,  el sol rabioso que  viola los rincones.

Porque me das el  agua que despierta el milagro dormido de la risa

Porque tus besos  inventan los azules olvidados en la inconsciencia,


que ponen  fin a mis  tristezas grises.

domingo, 4 de marzo de 2012

La música y yo



Cuando tenía doce años,   fui a las prácticas de la banda de música,  pues quería aprender a tocar algún instrumento…era la moda en mi escuela.


Como yo no quería tocar algo muy común,  busqué el instrumento menos tradicional que encontré,  y el que,   me pareció también el más divertido.  Por eso intenté meterle “feeling” al saxofón…¡¡¡pero que va!!!,  fui como a tres prácticas de la banda,  pero  el profe Rufino fue bien claro:  "no mi´jita… por favor,  deje de aterrorizar al universo…usted no da bola en la banda…mejor váyase para el batallón femenino del colegio o bien para las batuteras”.…y eso fue todo para esta campeona,  allí se quedaron mis aspiraciones de hacerle la competencia   a Kenny G,  Bill Clinton o a Lisa Simpson con el saxofón…luego  de eso le hice caso al profe y me convertí en la clásica “pela los dientes y enseña las piernas”,  es decir me convertí en batutera…¡¡¡ey!!! yo era buena en eso de pelar los dientes,  enseñar las piernas,  darle vueltas a la batuta y hacer piruetas…¡¡¡ey ¡!! yo era bien buena en eso:   llegué a ser hasta capitana…

Nunca tuve educación musical especializada.  Por eso no conozco de tecnicismos al respecto,  ni de grandes obras o de maestros famosos.  Recién aprendí a distinguir los “tempos” musicales  y a disfrutar de hermosos “adagios”,  como el de Albinoni.

La música clásica me encanta igual que el latin jazz,  aunque,   la mayoría de las veces,  a menos que yo seleccione lo que voy a oir o que se trate de Arturo Sandoval o Pocho Sánchez,  en el caso del último género,   no sé quiénes ejecutan  qué pieza. 

La música clásica es maravillosa para calmar mis nervios.  Cuando no puedo dormir, un "Claro de Luna" de Debussy me guía por los senderos del sueño,  hasta llevarme a los brazos de mi amado Orfeo.

Tengo en la memoria de mi celular un  amplio repertorio de Vivaldi,  Bach,  Betoven,  Tchaikovsky,  Mendelson y tantos otros.  Aunque también tengo mucho de rock viejo, rock nuevo,   tengo Cat Stevens,  Serrat,  Ana Belén,  Trova cubana,  Rubén Blades,  Cienfue, Radiohead, Ramstein y música andina.  En los últimos tiempos descubrí a “Mago de Oz” y “Apocalyptica”.  Mientras “Mago” me pone eufórica, le resta años a mi calendario y saca la garra y la fuerza que tengo,  Apocalyptica me permite escribir …”Apocalyptica” es el alma de Yans,  es Yans sonora.
Me gusta tener “cantidades industriales” de música cuando hago viajes largos o trayectos cortos,  alargados por los tranques.  No hay nada que me guste más que manejar  y  poder disfrutar sin que nadie me interrumpa de la “RAPSODIA HUNGARA ” de Liszt.  Esa melodía es una belleza.  Esa pieza,  recuerdo que fue ampliamente utilizada por diversas tiras cómicas que yo veía cuando era chica y de allí que,  cuando la escucho,   por arte de magia,   me transporto a la época más feliz de mi vida:  la infancia.  Amo “Rapsodia húngara”  de Liszt.

Otra cosa,  relacionada con la música clásica, específicamente con “Las Cuatro estaciones de Vivaldi”,     que me gusta hacer,   es inventarle a Ana, mi hija,  cuando voy con ella y Luis  en el carro,    historias fantásticas y locas,   sobre abejas volando traviesas durante “La primavera” de Vivaldi…no hace falta ser un erudito para apreciar las cosas buenas de la vida. 

Hoy no voy a escribir como si fuera una experta en la materia musical,  no lo soy,  sólo quería contar cuanto disfruto la música.  La música  me hace reir y llorar de la emoción, como las de los conciertos de solidaridad a alguna causa bonita (la música de Serrat,  de Rómulo,  de Sabina y de Silvio,  por supuesto).  La música  me hace gritar a todo pulmón,  en los “toques” de rock y a veces,  la música,   me brinda un placer “casi” CASI…erótico,  con la ventaja de que trae menos complicaciones que ese otro placer.

Escribiendo esto pienso y sonrío , mientras tengo,   “Reminiscencias” de Julio Jaramillo,  como  fondo musical ,  sin duda,    sin la música,   la vida sería terriblemente triste.

Siempre lamentaré no haber tenido el suficiente coraje para intentar aprender a cantar “como era debido”.  Cantar me encanta y me encanta  también la valentía de los cantantes.
 Yo admiro tremendamente a los cantantes,    sobre todo a los que inician  en un mercado tan hostil,  donde no siempre se puede cantar lo que se quiere  y donde a veces resulta más fácil prostituirse a las masas y cantar o tocar el clásico “te quierooooo, mi amooooor no me dejes sóloooooo no puedo estar sin Ti,   mira que yo llorooooooo.”  Uffff!

Recordando “esa”  canción de Silvio Rodriguez,  viene también,   a mi mente,   la letra de la canción de Pablito Milanés que dice “ Pobre del cantor que un día la historia lo borre sin la gloria de haber tocado espinas…Pobre del cantor que fue marcado,  para sufrir un poco y hoy está derrotado. “    Sí pobre del cantor ese,  pero también pobre,   de los que creen que música es Lady gaga, Daddy Yankee y otras yerbas similares.
                               

Por eso es que respeto tanto a los músicos,  a los buenos músicos.  Ellos al igual que   los escritores,  poetas,  los pintores y todos los representantes de las artes muestran la belleza,  la tristeza de la vida,  lo habitual  y lo excepcional.  Ellos tienen la función más maravillosa que puede existir y es que venden sueños y esperanzas,  sacan,  al resto de los mortales  del tedio cotidiano y  brindan ESE oasis de felicidad,  tan necesario siempre.