miércoles, 23 de septiembre de 2009

...porque lo bailado, a mi tampoco, nadie me lo quita.


Este blog: Mi espacio irreverente y el facebook son el mayor aliciente que he encontrado para escribir. En este último, sobre todo uno se encuentra cada rareza. En su momento eran las galletas chinas, el tarot, el trébol, el duende, la bruja y toda esa parafernalia adivinadora; ahora aparecen las “Rules” del Código Femenino, que me matan de risa cada vez que abro la aplicación para ver con que locura pseudo feminista nueva se aparecen.


En esa misma línea me encuentro con notas cargadas de sensibilidad, sabiduría e intereses comunes. Me halaga que chicas tan inteligentes como Mery, Karina, Kafda, Iso, Delia, Tiby e Idalia, entre otras, me etiqueten; lo cual permite disfrutar de notas super interesantes, que me alegran la vida, porque siento que más allá de las diferencias cronológicas, sociales o intelectuales, todas tenemos en común que vamos en la misma senda, la misma que es común a nuestro género.


Todas tenemos la misma historia, reza un dicho…yo espero que no…mi historia personal no ha sido precisamente un lecho de rosas. La vida ha sido dura, pero no me quejo más que de mi cobardía en algunas etapas y de la falta de oportunidades reales, en otras. No creo ser un buen ejemplo de lo que debe hacerse y lograrse con la vida, aunque puede que otras historias sean más tenebrosas que la mía. Ahora bien, todo es cuestión del cristal con que se mire todo.


Lo que si es cierto es que cuando leo a mis amigas del ciberespacio y cuando comparto con las de carne y hueso, concluyo que definitivamente somos todas tan parecidas. Que aunque tanto se hable en contra del feminismo, la mayoría de las veces (aunque no lo aceptamos abiertamente), vivimos quejándonos de nuestra condición, aspiramos mayores oportunidades, en consecuencia compartimos en gran medida el credo feminista.A todas nos aquejan los mismos miedos ¿habrá alguna mujer que no se haya cuestionado sobre lo correcto o no de temas tan controvertidos como el aborto?, ¿habrá alguna mujer que no haya temido al violador furtivo que se esconde en las sombras?, ¿habrá alguna mujer que no le moleste algo de su aspecto físico? No creo que exista una sola mujer en el planeta que no haya pensado sobre estos temas. Esos temas si nos unen a todas.Yo espero con ilusión el día en que mi hija, la Anita de mis amores, pueda lograr hacer en esta vida lo que a bien tenga, sin que sus aspiraciones se vean condicionadas a su género. Yo sueño con el día en que la TV muestre los logros de mujeres de carne y hueso, de la vida real; blancas, negras, indias, gordas y flacas, sin que su desempeño profesional se vea equiparado con su aspecto físico. Yo sueño con el día en que las mujeres de este Panamá y del mundo, seamos algo más que un pedazo de carne en venta al mejor postor. Yo sueño con el día que en que las marcas de cerveza y otros productos encuentren otra forma más original para publicitar sus productos, más allá de mostrar imágenes de muchachitas semidesnudas.


Se que a la larga es sólo un sueño, pues la mayoría de las veces, por inmadurez, desconocimiento; o bien porque no nos queda otra opción, andamos por la vida como digo yo “alegres de ser carne de caperucita” …disponibles para ser comida de un solo bocado por el lobo feroz. No, no quiero ser moralista…daría tremenda risa que precisamente esta “neo lesseferista en potencia” lo fuera…no tengo nada contra los hombres. Al contrario, son criaturas maravillosas, insustituibles y complejas. Tan necesarias como nosotras, ni un poco más o menos.


Lo que en realidad me molesta es ese necio afán de autoflagelación, en el que la mayoría de las veces, las mujeres incurrimos. Esa mala manía de estar dando explicaciones siempre de conducta, ese aceptar comportarnos como ciudadanas de segunda categoría, ese decir que somos imperfectas porque amamos y perdonamos.En este punto, puede ser que yo esté equivocada.


Yo no se si eso sea bobería, torpeza o debilidad, yo simplemente creo que la naturaleza sabiamente nos dotó de las dosis exactas de sensibilidad y fuerza que permiten que el mundo gire y evolucione.A mi no me importa que me llamen boba por haber amado sin medida, ni por caerme o levantarme tantas veces. A mi no me importa que haya más de uno que se solazará pensando que me dejó con el corazón partío…realmente no me importa, porque a mi me quedó la dulzura del momento, unos hijos maravillosos que llenan mi vida, el recuerdo imperecedero del instante feliz y la esperanza de que algo mejor vendrá en el futuro.


A final de cuenta lo que cuenta es que “…lo bailado, a MI TAMPOCO, nadie me lo quita…”

lunes, 14 de septiembre de 2009

Resaca





Hay días en los que es tan difícil ser. Apenas se abren los ojos; y allí está: la cortina desteñida de la ventana. Nada tiene que ver con que sea lunes, martes, miércoles o domingo…Ni tampoco con que la soledad y el chadornay últimamente se hayan vuelto mis inseparables compinches.


Definitivamente que hay días en los que es tan difícil ser. Se miran las noticias y no se encuentra nada que valga la pena…nada original, lo mismo de siempre: balaceras, contaminación, corrupción, incesto, necrofilia, violencia e intolerancia…Todo pierde el sentido lógico. Tal parece que los malos terminan siempre ganando. Tal parece que los buenos están a punto de extinguirse.


La única certeza es el aumento inexorable de los que nada les importa: el niño mimado, el hombre masa…¡ese si que pulula “feliz” en la ignorancia!


Hay días en los que es tan difícil ser. Una escucha la radio y con rabia descubre que los, otrora himnos de amor, cantos de rebeldía. Hitos que marcaron épocas; que derrumbaron muros, criticaron sistemas educativos, ahora son sólo canciones viejas…clásicos. Mueran Pink Floyd, El Che y la Plaza Tian´anmen.

La consigna es venta. Cumplir la cuota de consumo. No apartarse de la línea base. Poco importa el arte, las flores, los colores, ¿imaginación? ¿eso con qué se come?. Hay que seguir rotando los engranajes. Desempeñar a cabalidad su estatus alfa, beta, gamma o épsilon. Desde que el mundo es mundo, así es ¿porqué habría de ser diferente?.


El mismo cielo, el mismo mar…el mismo gato interesado, que sólo me ama porque le alimento… la misma taza de café, con su mancha perpetua de lápiz labial. La zona del Canal de Ascanio y Polidoro, que sólo revirtió a los millonarios de mi patria. Los mismos libros, las mismas leyes, la misma cara estúpida y ojerosa reflejada en el espejo del botiquín del baño.


A veces es necesario que definitivamente una siga durmiendo hasta darle la vuelta al reloj y despertarse, fresca, radiante y feliz, al otro día, para que esta presencia extraña y criticona, no atormente a los otros, ¡a los cuerdos!. Eso sí, por supuesto, se sobreentiende, que también, habría que despertarse con el mágico prisma de la perpetua imbécil en la mirada, ese que transforma la realidad, que le permite al mundo y a una misma creer que se VIVE, que se SIENTE, que se ES algo diferente o especial.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Administrando proyectos


Hace menos de tres meses caí, por esas vueltas extrañas que da la vida, en un mundo diferente a lo que había sido mi realidad cotidiana. Atrás quedaron los expedientes, las diligencias judiciales, las visitas a los juzgados y los temas jurídicos que en gran medida me apasionan.

Por intersección de quien fuera mi jefe, pasé a formar parte del equipo de la Coordinación de Proyectos del Área Judicial de la institución para la cual trabajo.

No puedo negar que pasé un período de adaptación difícil, pues por mi falta de formación técnica en el área administrativa, varias veces pasé el Niagara en bicicleta tratando de hacer correctamente algunas labores propias de mi nuevo puesto.

Encima, caigo de sopetón, sin paracaídas, en un equipo que ya venía trabajando junto desde hacía un rato; y aunque recibí en la mayoría de los casos un cálido recibimiento y un apoyo incondicional; no faltó a quien no le hiciera gracia mi presencia y tratara de practicar a mi costa, el arte, de lo que en buen panameño se conoce como “serruchar el piso”.

Lo cierto es que más allá de diferencias personales, lo que más difícil hizo mi adaptación a ese tenebroso mundo, fue prácticamente el total desconocimiento que yo tenía de la actividad que se conoce como administración de proyectos, la cual tiene una jerga que sólo los que están metidos en el meollo del asunto entienden. Yo me cortaba las venas cuando escuchaba hablar de “muestras de interés”, “insumos”, “líneas base”, “sinergias”, “términos de referencia”, “plan operativo anual”, “componentes”, etc…y así cosas por el estilo.

Los proyectos en los que trabajo, por ser desarrollado por una entidad estatal, tienen un contenido social. Son financiados, en gran medida, por organismos de cooperación internacional, aunque el Estado Panameño contribuye significativamente en el desarrollo exitoso de los mismos, aportando el recurso humano y muchas veces también parte del financiero.

En estos proyectos, la ganancia mayor supone la implementación de productos que afectan positivamente a la comunidad. Por ejemplo la construcción de un centro de atención a las víctimas de violencia de género; o el diseño de un sistema de registro de expedientes para hacer más efectivo el manejo y trámite de los mismos en despachos judiciales. Acá la ganancia, más que en dólares, se mide en alcance social de los resultados. Más que ganar plata, uno logra la satisfacción del saber que uno formó parte de acciones que le pueden cambiar la vida a alguien, es decir, que hay una posibilidad de trascendencia increíble; y eso me encanta y me motiva a esforzarme para lograr hacer las cosas bien.

En ese afán de superación y en el deseo de meterme de lleno, en este mundo de los proyectos, tuve la suerte de poder asistir a un curso, patrocinado por un organismo internacional, pero dictado en Panamá por la empresa ADR, donde un señor fenomenal que se llama Alberto López, un argentino genial y de una calidad humana excepcional, desmenuza con una paciencia infinita y una pedagogía envidiable los fundamentos del arte o la ciencia de la administración de proyectos.

¡Por fin los cuadritos y garabatos del Microsoft project empezaron a tener sentido! ¡Al fin supe lo de la importancia de la bendita línea base esa de la que se habla tanto en mi oficina!, pero también entendí muchas cosas que me dejaron pensando tanto: como es el caso de la facilidad con que uno muchas veces se lanza a aventuras (o proyectos) sin prevenir los riesgos que entraña dicha actividad. En ese punto, bien pudiera razonar que si se trata de proyectos estructurales, de diseño, o de la obra que sea, una falencia de este tipo supone posiblemente el fracaso del proyecto, o bien un aumento considerable en tiempo y costo. Pero ¿que pasa, cuando lo anterior, es decir la imprevisión de riesgos posibles, ocurre en el ámbito individual de cada ser humano? pues ni más ni menos, que nos estrellamos estrepitosamente contra la cruda realidad y no logramos la meta personal prevista.

¿Qué pasa cuando pretendemos vender una idea que a nosotros, entes creativos, espontáneos, nos parece maravillosa, a un tercero, con una personalidad enfocada hacia procesos?, pues que posiblemente nuestro enfoque de la idea, tal vez le parezca a ese señor una soberana estupidez y una pérdida de tiempo. ¿No pasa lo mismo acaso, cuando nuestra sensible media naranja, nos cataloga como trogloditas energúmenos a la enésima potencia, cuando criticamos ese afán de adornarlo todo y de dar tantas vueltas que tienen algunos seres con una personalidad enfocada hacia las personas, distinta de la nuestra, típica de las personas de acción?. La situación es idéntica: hay que conocer a quien le vamos a “vender” una idea. No se trata igual a Indiana Jones, que a Picasso…No es lo mismo tener de cliente a la Madre Teresa, que a Bill Gates, cosas elementales, pero que constituyen errores constantes en las relaciones interpersonales.

Todo eso lo aprendí con Alberto y muchísimas cosas más. La más importante, una que estoy segura, él descubrió hace tiempo, pero que yo recién capto y es que “el mejor proyecto para administrar o dirigir es el de la existencia personal”.