sábado, 19 de noviembre de 2016

Desde este lado













Como el hijo perdido y triste, a quien mamá no abrazó suficiente, por estar ocupada llorando por los devaneos de padre, te ví perdido y frágil,  a pesar de la capa de superman,  que siempre cargas encima.

Avergonzado, agazapado entre espirales de humo de weed,   inquilino prestado de un caserón sombrio, así decidió asumirte mi piel y alma,  agradecidas, por la dulzura efímera de unos besos oportunos-necesarios 

Desde mi lado,  retengo en la memoria esa imagen,  a la par pienso en la imposible posibilidad de que los odios acaparen espacios.

Nadie puede odiar a un bebe asustado-intoxicado por el hedor de la mierda existencial cotidiana, conocida por él desde siempre.

Dimensiones distintas implican imposibilidad de odiar fuera de ellas.

En mi castellano lumpen todo se reduce a un simple:  tú en tu mundo,  yo en el mío.



Es la ventaja de estar cada uno en lados diferentes del espejo.

Zape,  bicho...zape