lunes, 29 de octubre de 2012

Felicidad


Tan sencillo para la felicidad
 resulta el olor amado
Los acordes de la guitarra,   
un acordeón, 
el samba o una melodía celta.
Las caricias, el roce de los labios, un cuerpo, 
templo sagrado de vida.
La euforia por el minuto, 
por el segundo que no puede perderse
Ante el irremediable paso del tiempo.

Tan sencillo para la felicidad
El deleite de los sentidos
y la certeza,  de que aún sin ellos, 
tus ojos y tú piel brillan en la oscuridad,
la esencia se mantiene inalterable,.
No,  mentira,  que no inalterable,
El sentimiento se transforma hacia lo sublime,
Hacia lo etéreo, donde buscas la paz como principal virtud

Tan sencillo para la felicidad
La ternura renace
Y aunque te cierres o trates de evitarlo,
luego del viento frío llega la primavera.
Pocas certezas se hacen tan palpables
 como la de que nuestra verdad compartida,
no es un secreto,  ni un recuerdo hermoso
Sino algo vivo, tangible y vigente.

Tan sencillo para la felicidad
Tan sencillo para vivir
Tan sencillo para morir en paz.



martes, 23 de octubre de 2012

Amelie Soundtrack 12 - La Valse des vieux os

Le fabuleaux destin d’ Amelie Poulian


Oir la música de Yann Tiersen una y otra vez…llorar, escribir, respirar, tomar agua, contar los segundos,  los minutos, las horas…escuchar las ranas afuera…salir,  caminar por tu barrio vacio,  mirar el cielo,  buscar estrellas…contarlas…desear un cigarrillo,  encender un cigarrillo,  fumar…recordar que tú  no fumas…y dices al carajo!!!!…sonreir pues te das cuenta que compraste una caja de cigarros y no te acuerdas cuándo,  ni dónde y empiezas a fumar …con el deseo de quemarte los pulmones,  quemarte  por dentro,  quemarte el ser...y vuelta el ciclo:  música,  llanto,  letras,  aire,  agua, conciencia,  el tiempo pasando,   la música nocturnal,  el cielo…humo…desear con todo tu corazón que ocurra un milagro

…y no sabes si estás ante un milagro,  ahora mismo,  ante una prueba irrefutable de la presencia del Dios tuyo o una broma macabra del destino….y quieres ser de nuevo niña…y deseas que papá te abrace y que mamá te enseñe a rezar un rosario…y mueres porque los milagros sí existan…y eres capaz de vender tu alma al diablo por un  maldito milagro…por el maldito milagro de la dulzura…por el maldito milagro de la risa…por el maldito milagro de la vida…que vida es lo que quieres…que esto que tienes ahora  es cualquier cosa,  menos eso.
Haber perdido la vergüenza,  el cinismo…dar vueltas en círculo…chocar una y otra vez con la pared del laberinto…y volver a escuchar las veinte pistas de Tiersen…y volver a llorar y a reir a la vez con cada una de las notas del acordeón de “la valse des vieux os”…y sentir que aunque no quieras…la joda del milagro no te deja en paz…y quieres con todo tu ser  que el milagro   se materialice …y ya no te importa nada más que una felicidad que no es la tuya…de ese alguien que  aunque no esté contigo,  que aunque tú para él ya no cuentes,  sigue siéndolo  todo…y ya no te importa recibir más que migajas de cariño…y entiendes  por fin que estás dispuesta a sacrificar todo por esa felicidad ajena…y estás dispuesta a todo con tal de quitarte los zapatos y bailar con él bajo la lluvia “la valse des vieux os”…y piensas que no existe una melodía más hermosa que esa…y ries …y lloras…y te das cuenta que te llega la paz…y que …y  como Amelie entiendes por fin la razón por la que estás en el planeta…y te quedas quieta…vuelves a la cama,  te desnudas , sonries y esta noche,  no tienes miedo de dormirte y soñar de nuevo con él, al contrario,  te duermes dichosa,  esperando encontrarte con él en tus sueños…

martes, 16 de octubre de 2012

Cambios


Cambio de nombre,   domicilio y  pensamiento.
Cambio nación,  color del cabello y  partido  político.
Cambio el sexo,  la  religión y la  ideología.
Cambio el trabajo del hombre  y su valía


No te cambio dignidad,  
por  dólares.
No te cambio odios recientes y ancestrales,  
por perdón y autosuficiencia
No te cambio el  sudor,    la mariposa azul,  ni  la falta de paciencia
No te cambio mi falta de fe,  
¡ni una sola de mis dudas! 
Por todo tu racimo de  certezas .



Cambio  estilos glamorosos,   
por  conciencia y autoestima.
Cambio besos incendiarios de una noche, 
por el sol perenne de una sonrisa.
Cambio  todas las leyes del mundo,
por el verso feminista
Cambio todo,
o casi todo cambio.
Te cambio mi piel,
pero no cambio te cambio mi alma.




miércoles, 10 de octubre de 2012

Cabangas / Cuento



Es difícil llegar  al punto donde por fin entiendes que nada de lo que  hagas o dejes de hacer,   te convencería  de que aún valía la pena intentar salvar nuestro amor.

¡Nuestro  amor!…que ridícula me sonaba la palabra amor… hubo “amor” entre tú y yo alguna vez ???.  No  tengo respuesta,  sólo preguntas  quemándome la lengua.

 Debo confesar que a mis 48 años,  dos divorcios,   dos hijos “querendones”,  frutos del primer “matricidio” que cometí,  necesarios para no quedarme sola en la vejez,  y un buen par de relaciones poco serias en  la cancha,   todavía me costaba entender qué es o debería  ser,  eso que la mayoría lumpen que gasta oxígeno y deteriora el planeta,   llama “amor”.

No sé porque pensé todas esas cosas  en ese momento.  La verdad es que no habías hecho nada mejor o peor de lo cotidiano.  Incluso,  me atrevo a decir que la cordialidad que imperaba en nuestras relaciones mutuas,  no era más que un recordatorio permanente,   de que los buenos tiempos que ya no volverían.

El sentirme patética y avergonzada por mi falta de voluntad para no pensarte,  verte o frecuentarte,   era  tal vez el último elemento que faltaba para decidirme a dejarte en paz.  Muy en paz.  Sí,   definitivamente,  merecías que  te dejara en paz.  

Tenías toda la vida por delante.

Creo que te hice el juego.  Creo que en realidad tú me obligaste a mandarte para la mierda,  pues tu cobardía intrínseca de macho latino,  te impedía,  por un “no sé qué” absurdo,  dejarme.

Así pues,  luego  de tres meses de penar por ti,  de sentirme sola,  de mirarme por dentro, creo que por fin pude aceptar que en realidad lo que me pasaba es que me aferré a ti,  como una tabla de salvación.  Tú no lo entendías,  yo tampoco,  sólo sentía que se me iba el tren, carajo!!!,  el último tren.

Detesto la soledad.  Soy un ser gregario,  extremadamente sensual (y sexual) que necesita del contacto de una piel suave,  limpia,  como la tuya que me hiciera vibrar…sentirme viva…tú lo entendiste a la perfección,  muchas veces te lo dije…no me avergonzaba  la  naturaleza erótica de la que fui dotada.  De hecho,  creo que es algo que tiene grandes ventajas y que le da a uno un cierto poder.  Debo confesar que antes de ti,  también disfrutaba del sexo,  pero tenía (estúpida yo) grandes cargos de conciencia por eso…que pendeja no???  

Tú juventud y entusiasmo derribaron las últimas barreras que en mi interior pudieran existir para disfrutar a plenitud durante,  algo más de dos años,  el éxtasis más intenso.  Eras un tremendo alumno y el maestro más excepcional que pude conocer.

Nunca resentiste mi experiencia.  Nunca me interesó saber de tus anteriores maestras.

Jamás nos escondimos.  Nunca me importó el qué dirán,  total,  siempre tuve fama de excéntrica,  nunca comulgué con la moral cristiana,  además de que,  tampoco tengo una apariencia maternal.  De hecho,  ni siquiera con mis hijos fui la típica mamá  abnegada.  A ellos los crié bien,  los eduqué,  les di alas,  los hice cómplices independientes,  más que cachorros sumisos.

 Tal vez,  por eso,  me encantaba presumirte como mi más preciosa adquisición.  Nunca me  sentí una vieja roba cunas,  nunca pretendí aparentar menos edad…tampoco era tan abismal nuestra diferencia de edades,  yo 48 y tú 32,  16 años de diferencia.  Si hubiera sido al revés,  tu el viejo y yo la chica,  seguro no habría importado nada.

Podías haber escogido a quién quisieras,  eras guapo,  soltero,  trabajador e inteligente.  Pero me escogiste a mí.  Montaste una cacería tremenda.  Fue halagador.  Eras el primer tipo más joven con quien yo estaba.  Nunca exigiste nada a cambio,  salvo la libertad de hacer lo que te diera la gana,  sin reclamos.  Te disfruté y te amé.  Con locura.

 A pesar de la juventud y de una  cierta torpeza y brusquedad de tu parte,   me pasó algo insospechado,  único,  irrepetible.    Contigo  pasó eso del “enculamiento”.

El “enculamiento” es un término que nunca he visto que se le aplique a las mujeres,  pero que es exactamente lo mismo  con que se designa ese estado de ánimo que se apodera de los hombres cuando se empecinan (o enculan) con una hembra ;  y se figuran que si no es ella,  no es ninguna.

Cuando te fuiste de mi lado,  te busqué sin éxito,  te espié,  ahogué mis penas en alcohol.  Incluso me busqué “el clavo que saca otro clavo”,  un buen tipo que definitivamente no te llegaba ni a los talones en eso de la fabricación ingeniosa de orgasmos,   me cambié el color y el corte de cabello,  inicié varias dietas,  me volví un “mujerón” más bella que nunca;  llegaron nuevos pretendientes,  y nada,  seguí  "enculada" contigo.  

Aunque he de reconocer que esos estados en que la autoestima se me iba al piso eran temporales. 
Realmente estaba mal.  Pasaba de la depresión a euforia rapidísimo.  Tal vez era bipolar,  sin darme cuenta.

Lo sospeché un día en que andaba con el moco caído y  el chino de la tienda,  con todo y las masas adiposas de mis muslos,  me miró un poco extraño,  cuando fui a comprar el gas,  sí,  me miró extraño.  Me atrevo a decir que con un poco de lujuria…y cómo no?,  si la verdad sea dicha,  es que ese día me quedé sin gas,  en medio de la preparación del café;  y  como quiera  que el café para mi es sagrado,   así mismo,  en  chancletas,    pantaloncito corto de andar “entrecasa” y una camiseta sin sostén,  me largué a comprar el tanque de gas.  Vea pues,  el chino pervertido,  no dejaba de mirarme los pezones que trascendían la camiseta,  el muy ladino.  Lo bueno del asunto,  es que el sentirme “lujureada” me hizo sentir bien  y regresé contenta a la casa.  Sí,  contenta a pesar de todo,  a pesar de ti y de tu ausencia…

Pero la euforia no duró mucho,  Sólo hasta que alguna pendejada te trajo de nuevo a mi memoria y me volvió a entrar la "cabanga". 

"Cabanga" en muchos lugares es un plato de comida muy étnico.  Básicamente es un plato latinoamericano a base de yuca o mandioca.  Pero en Panamá,  "cabanga" es sinónimo de nostalgia:  Es la nostalgia o  tristeza aguda que se siente por extrañar algo o a alguien,  de quien nos hemos separado con mucho sufrimiento.


Mi vecina Yeya  tiene una forma muy simpática de hacerle frente a la "cabanga".  Desde que “El Topo”  su marido,  la dejó,  ella,  vive y muere matando  cabanga a punta de trago y rancheras.  Elementos estos,  que en su justa proporción,    le devuelven el ánimo.

A mí,  por el contrario,  las rancheras cargadas de traiciones,  licor y balas,  me deprimen que es una barbaridad…  

Las rancheras,  me ponen de un humor insoportable y tengo que salir huyendo de la casa para no irle a reclamar y formar un tremendo “bembé”  que seguro terminará las relaciones cordiales que hasta el momento nos unen.  La verdad es que me cae bien Yeya.  Ella  siempre anda reída,  además riega las plantas de mi jardín cuando se me olvida.

De algo estoy bien segura:   y es que,   si le voy a reclamar a Yeya,  para que baje el volumen,   no se reirá mucho.  Lo más probable es que me pegue una arrastrada;  o bien me toque halarle las greñas,  en una poco edificante escena  tipo patio limoso, de barrio bajo,    para beneplácito del resto de mi aburrida barriada burguesa.  No,   mejor,   cuando la tipa anda en su onda depresiva,   yo mejor agarro calle…

A diferencia de Yeya,  cuando yo me pongo “depre”,  pongo heavy metal…me gusta el rock del viejo,  como ACDC…o alguna “guebada” similar,  nada de “Evanecense”,  ni esas pendejadas que escuchan mis hijos y sus amigos.  Como vivo sola,  me puedo dar el lujo de poner el reproductor de discos compactos a “toda madre”,  hasta que aguanten mis tímpanos;  y  así,  de plano me desquito de la  vecina,  quien cordialmente,  también huye despavorida y jamás ha osado quejarse.  Supongo que las dos tenemos un  pacto de no agresión, de no  jodernos con reclamaciones inútiles,  por volúmenes altos,  y los gustos musicales de cada quien son sagrados.  Todo sea por  matar al enemigo común:  la cabanga.


Pero bien,  aparte de oír rock,  mi "cabanga" también se espanta,   cuando  me pongo a cocinar.  Eso no falla.  Las recetas me salen espectaculares.  

Hoy,  dicho sea de paso,  para palear la cabanga de tu ausencia,  cociné lasaña.  Lasaña de  pollo con salsa blanca,  gratinada,  con una generosa capa de queso en la cubierta superior,  tostadita,  un  poquito dorada,  fusión del queso,  ricotta,   mozarela con el parmesano infaltable  y una salsa bechamel,  cuya sazón  maravillosa es un invento mío.   A  nadie se le ocurriría pensar que hago trampas  adicionando a mi maravillosa salsa,  un par de sobres de caldo deshidratado de cebollas.  Sin ese ingrediente secreto,  mi salsa sería  algo común y corriente,  similar   al resto de “las salsas bechameles”  que andan por allí, muy orondas ellas,   sazonando  platillos comunes y corrientes,   en las cocinas comunes y corrientes de todo el   mundo. 

A pesar de terminar la lasaña y de una buena dosis de “heavy”,  "la cabanga" no se iba.  Entonces,  sin pensarlo mucho,  en otro arranque de patético “arrastramiento” separé un molde completo  para ti.  
Supongo que podrías comer por lo menos cinco comidas durante la semana.  Sé,   que de la soltería,  lo que más te fastidia es el cumplimiento de obligaciones domésticas,  cocinar incluido.  Sí,  seguro que apreciarías mi lasaña especial.

Subí al carro,  pasé donde el chino lujurioso a comprar  un litro de refresco para ti,  para que acompañaras la lasaña especial;  y me fui a tu casa. 

No te llamé previamente,  como me  has pedido que haga,  ¿para qué?  Lo más probable es que no me contestaras igual.   Me baje del auto,  subí a tu apartamento,  introduje  la copia de la llave en la cerradura,  entré, y mi pulso se aceleró al descubrir que,    aún me sigue recibiendo en la repisa una foto tuya y mía,  de cuando éramos “felices”,  igual observo,  tanteo,  olisqueo,  lleno mis sentidos de ti…estás vivo en cada espacio  de tu espacio vital;  y te veo reflejado en el espejo de luna de la sala,  el cual está en ángulo directo reflejando lo que ocurre en tu habitación. 

Estás dormido.  Pareces un ángel.  No me ves.  No me sientes llegar.  No existo para ti.
Cuanto diera por  darte un beso suavecito y tierno.  No lo hago,  no deseo despertarte.  El tiempo pasa y yo te contemplo frágil,  hermoso,  dormido  en tu limbo onírico.   Realmente pareces un ángel.
Dejo el refresco  en la refrigeradora,  la  lasaña en la mesa,  te dejo una  flor que me traje desde casa.

…y la "cabanga" se fue.

Eso fue el sábado pasado.

Esta semana tuve mucha paz.  Seguro que también tú.  Sin embargo,    este sábado,  tuve que venir a verte,  la maldita "cabanga" regresó.  Tú hermana quería hablarme de ti y eso despertó nostalgias dormidas.
Y aquí estoy.  Rodeada de flores marchitas.

Olvidé mencionar  que la salsa bechamel  de la lasaña que dejé sobre tu mesa,  contenía,   además de caldo de cebollas deshidratado,  veneno para ratones.  Un  ingrediente novedoso que al parecer no percibiste,  cuando con la glotonería usual devoraste en una sola sentada,  el molde de lasaña que seguro descubriste,   tentador,  en la mesa,  al retornar de tu sueño.

Nadie sospechó nada.  Al parecer en tu agonía,  agarraste la llave de tu carro y en una arriesgada maniobra,  seguro que manejando,   con la mente obnubilada y las entrañas quemándote,  te estrellaste de frente con un camión,  el cual por más intentos que hizo,  no pudo esquivarte.

Otra cosa,  sólo a tú ridícula hermana se le ocurriría repetir como epitafio tuyo,  el que usara  el marques de Sade:   “Si no viví más, fue porque no me dio tiempo”

Estoy segura que te habría gustado algo más original.

Creo que la visión de las flores marchitas de la tumba que te cobija,   me quitó la "cabanga" del todo. 

Eso espero.


lunes, 8 de octubre de 2012

El monólogo del tumor / Cuento



A los dieciséis  duele, a los treinta y tantos duele también un poco,  pero a los cuarenta y más...   duele mucho;  y además de ello,   es una catástrofe…

Qué terapéutico  está resultando pensar en esto como un quiste maligno,   como me acaba de sugerir  un amigo mutuo:  “…niña imagínate que se trata de  un tumor que tienes que arrancar”

Sí,  por lo menos “tuve suerte” me tocó  un tumor poco  inteligente,  de esos que son visibles fácilmente al enquistarse y que luego se salen ellos solos,  por inercia,  por su propia naturaleza imperfecta.  No hay vuelta atrás…

…y aquí estoy  poniendo la mesa para mi sola.  Hice pollo asado,  puré de papas y ensalada como para un ejército.  ¡Que lío resulta cocinar para uno solito!  Pondré rosas y hasta una vela.  Me tomaré una copa,  en honor de todos los versos que supuestamente  escribiste pensando en mí,  cuando éramos jóvenes y nos amábamos.  Sobre todo,  alzaré la copa por el último aquel que recién me mandaste,  que empezaban así:  

Déjame trenzar tus cabellos,
amarte día y noche..."


Una copa,  sólo me tomaré una,  lo prometo…Acepto que no eres muy buen poeta...insistes en la rima a toda costa,  pero lo que contaba,  en ese entonces,   era la intención...una copa,  sólo una copa.  Mañana debo trabajar.

No hay,   ahora,   oportunidad,   como a los 16 años,   de borrachera, vómito,   ron barato y amigas con quien  sacarse las penas.  No hay,  como a los treinta,  el agradable clavo que saque otro clavo.  Supongo que las lágrimas seguirán manando por  los conductos lacrimales durante un tiempo.  A los despistados,  les diré que es la gripe…seguiré mostrando la calavera facial que muestra los dientes,  pintaré de rojo la sonrisa.  Cantaré,  sacudiré  mi cabellera lozana.  Me comeré el mundo.  Soy experta en ello.

Supongo que la paz,  llegará por ahí algún día y volveré a reír con el corazón y no con los dientes de nuevo.  Supongo que las mariposas azules de la compasión y la dulzura,  que se fueron hace rato,  algún día retornarán.  Yo me conozco y soy la mujer más terca que conozco,  así que se de lo que hablo.

Adiós geniecito.  Adiós tumor…pongo la palma de mi mano en la vela y el olor a carne chamuscada   me indica que la cauterización está en proceso.  La cauterización duele…pero no va a matarme….aún no habías hecho metástasis,  espero que,  por lo menos esta noche,   la  tylenol aplaque la opresión en las sienes,  que se me quite el dolor de cabeza;  y que cumpla lo que el envase promete…quitar el dolor,  darme sueño y regalarme el descanso reparador de un par de horas.

Ojala que te parta un rayo…ojalá que te pise un tren… ojalá que cuando te la cojas,  por error le digas mi nombre y que del susto se te caiga la erección…

Recuerda que ayer al despedirnos me dijiste “ciao amor mío” La lengua le juega a veces a uno malas pasadas…así que “juega vivo” con lo que le dirás.

Ahora sí,  me siento bien,  ahora sí,  no ayer.  Ayer  no había reventado el cristal del vidrio de tu carro.  Ayer  no te había mandado de regalo una corona fúnebre a tu trabajo.  Ayer no había divulgado tus carencias amatorias a tu nueva amante,  para que sepa lo que le espera,  ni le había mandado la correspondencia antigua,  la reciente,  los poemas que me mandaste en tus delirios amorosos  y los obsequios baratos y runchos,    para que viera que poco original resultaste como amante.   Ayer todavía me comía el cuento de que me amabas.  Ayer aún no te había sorprendido con ella en tu adúltero lecho.  Ayer no,  ahora sí  quedaste en evidencia como lo que eres,  como lo que siempre has sido,  un maldito desleal,  mujeriego insensible,  mentiroso,  ladrón de ilusiones y de esperanzas.  Ahora sí,  date el gusto de decir que soy una loca furiosa…Ahora sí grita a los cuatro vientos,  que tenías razón en sacarme de tu vida.

Ahora sí la dulce mariposa pintó sus alas con los colores de la batalla,    ahora sí levantó su pendón justiciero  y te declara la guerra....

Autorretrato




 
Niña atrapada en un cuerpo de mujer grande....
Mamá gallina,  orgullosa de los pollitos...
Maestra  ad  honorem en el arte de la risa…y a veces del llanto.
Apasionada `por convicción y esencia,
sacerdotisa de Temis,
aprendiz de "escribidora",
gestora cultural,
bruja de la película, 
carne de hoguera, 
dédalo de dudas e inexactitudes, 
"chacalita" con pinta "yeyé", 
enamorada de la naturaleza y de las artes, 
alma libre y solitaria, 
amante de los gatos,
abeja obrera,  con ínfulas de reina 
ametralladora de palabras.
Buena, 
pero no pendeja...