lunes, 8 de octubre de 2012

El monólogo del tumor / Cuento



A los dieciséis  duele, a los treinta y tantos duele también un poco,  pero a los cuarenta y más...   duele mucho;  y además de ello,   es una catástrofe…

Qué terapéutico  está resultando pensar en esto como un quiste maligno,   como me acaba de sugerir  un amigo mutuo:  “…niña imagínate que se trata de  un tumor que tienes que arrancar”

Sí,  por lo menos “tuve suerte” me tocó  un tumor poco  inteligente,  de esos que son visibles fácilmente al enquistarse y que luego se salen ellos solos,  por inercia,  por su propia naturaleza imperfecta.  No hay vuelta atrás…

…y aquí estoy  poniendo la mesa para mi sola.  Hice pollo asado,  puré de papas y ensalada como para un ejército.  ¡Que lío resulta cocinar para uno solito!  Pondré rosas y hasta una vela.  Me tomaré una copa,  en honor de todos los versos que supuestamente  escribiste pensando en mí,  cuando éramos jóvenes y nos amábamos.  Sobre todo,  alzaré la copa por el último aquel que recién me mandaste,  que empezaban así:  

Déjame trenzar tus cabellos,
amarte día y noche..."


Una copa,  sólo me tomaré una,  lo prometo…Acepto que no eres muy buen poeta...insistes en la rima a toda costa,  pero lo que contaba,  en ese entonces,   era la intención...una copa,  sólo una copa.  Mañana debo trabajar.

No hay,   ahora,   oportunidad,   como a los 16 años,   de borrachera, vómito,   ron barato y amigas con quien  sacarse las penas.  No hay,  como a los treinta,  el agradable clavo que saque otro clavo.  Supongo que las lágrimas seguirán manando por  los conductos lacrimales durante un tiempo.  A los despistados,  les diré que es la gripe…seguiré mostrando la calavera facial que muestra los dientes,  pintaré de rojo la sonrisa.  Cantaré,  sacudiré  mi cabellera lozana.  Me comeré el mundo.  Soy experta en ello.

Supongo que la paz,  llegará por ahí algún día y volveré a reír con el corazón y no con los dientes de nuevo.  Supongo que las mariposas azules de la compasión y la dulzura,  que se fueron hace rato,  algún día retornarán.  Yo me conozco y soy la mujer más terca que conozco,  así que se de lo que hablo.

Adiós geniecito.  Adiós tumor…pongo la palma de mi mano en la vela y el olor a carne chamuscada   me indica que la cauterización está en proceso.  La cauterización duele…pero no va a matarme….aún no habías hecho metástasis,  espero que,  por lo menos esta noche,   la  tylenol aplaque la opresión en las sienes,  que se me quite el dolor de cabeza;  y que cumpla lo que el envase promete…quitar el dolor,  darme sueño y regalarme el descanso reparador de un par de horas.

Ojala que te parta un rayo…ojalá que te pise un tren… ojalá que cuando te la cojas,  por error le digas mi nombre y que del susto se te caiga la erección…

Recuerda que ayer al despedirnos me dijiste “ciao amor mío” La lengua le juega a veces a uno malas pasadas…así que “juega vivo” con lo que le dirás.

Ahora sí,  me siento bien,  ahora sí,  no ayer.  Ayer  no había reventado el cristal del vidrio de tu carro.  Ayer  no te había mandado de regalo una corona fúnebre a tu trabajo.  Ayer no había divulgado tus carencias amatorias a tu nueva amante,  para que sepa lo que le espera,  ni le había mandado la correspondencia antigua,  la reciente,  los poemas que me mandaste en tus delirios amorosos  y los obsequios baratos y runchos,    para que viera que poco original resultaste como amante.   Ayer todavía me comía el cuento de que me amabas.  Ayer aún no te había sorprendido con ella en tu adúltero lecho.  Ayer no,  ahora sí  quedaste en evidencia como lo que eres,  como lo que siempre has sido,  un maldito desleal,  mujeriego insensible,  mentiroso,  ladrón de ilusiones y de esperanzas.  Ahora sí,  date el gusto de decir que soy una loca furiosa…Ahora sí grita a los cuatro vientos,  que tenías razón en sacarme de tu vida.

Ahora sí la dulce mariposa pintó sus alas con los colores de la batalla,    ahora sí levantó su pendón justiciero  y te declara la guerra....

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