A los dieciséis duele, a los treinta y tantos duele también un
poco, pero a los cuarenta y más... duele mucho; y además de ello, es una catástrofe…
Qué terapéutico está
resultando pensar en esto como un quiste maligno, como
me acaba de sugerir un amigo mutuo: “…niña imagínate que se trata de un tumor que tienes que arrancar”
Sí, por lo menos
“tuve suerte” me tocó un tumor poco inteligente,
de esos que son visibles fácilmente al enquistarse y que luego se salen ellos solos, por inercia,
por su propia naturaleza imperfecta.
No hay vuelta atrás…
…y aquí estoy poniendo
la mesa para mi sola. Hice pollo
asado, puré de papas y ensalada como
para un ejército. ¡Que lío resulta
cocinar para uno solito! Pondré rosas y
hasta una vela. Me tomaré una copa, en honor de todos los versos que
supuestamente escribiste pensando en
mí, cuando éramos jóvenes y nos amábamos. Sobre todo,
alzaré la copa por el último aquel que recién me mandaste, que empezaban así:
“Déjame trenzar tus cabellos,
amarte día y noche..."
Una copa, sólo me
tomaré una, lo prometo…Acepto que no eres muy buen poeta...insistes en la rima a toda costa, pero lo que contaba, en ese entonces, era la intención...una copa, sólo una copa. Mañana debo
trabajar.
No hay, ahora, oportunidad, como a los 16 años,
de borrachera, vómito, ron barato y amigas con quien sacarse las penas. No hay, como a los treinta, el agradable clavo que saque otro clavo. Supongo que las lágrimas seguirán manando por
los conductos lacrimales durante un
tiempo. A los despistados, les diré que es la gripe…seguiré mostrando la
calavera facial que muestra los dientes,
pintaré de rojo la sonrisa.
Cantaré, sacudiré mi cabellera
lozana. Me comeré el mundo. Soy experta en ello.
Supongo que la paz,
llegará por ahí algún día y volveré a reír con el corazón y no con los
dientes de nuevo. Supongo que las
mariposas azules de la compasión y la dulzura,
que se fueron hace rato, algún
día retornarán. Yo me conozco y soy la
mujer más terca que conozco, así que se
de lo que hablo.
Adiós geniecito. Adiós
tumor…pongo la palma de mi mano en la vela y el olor a carne chamuscada me
indica que la cauterización está en proceso.
La cauterización duele…pero no va a matarme….aún no habías hecho
metástasis, espero que, por lo menos esta noche, la tylenol aplaque la opresión en las sienes, que se me quite el dolor de cabeza; y que cumpla lo que el envase promete…quitar
el dolor, darme sueño y regalarme el
descanso reparador de un par de horas.
Ojala que te parta un rayo…ojalá que te pise un tren… ojalá
que cuando te la cojas, por error le
digas mi nombre y que del susto se te caiga la erección…
Recuerda que ayer al despedirnos me dijiste “ciao amor mío”
La lengua le juega a veces a uno malas pasadas…así que “juega vivo” con lo que
le dirás.
Ahora sí, me siento
bien, ahora sí, no ayer.
Ayer no había reventado el
cristal del vidrio de tu carro. Ayer no te había mandado de regalo una corona fúnebre
a tu trabajo. Ayer no había divulgado
tus carencias amatorias a tu nueva amante, para que sepa lo que le espera, ni le había
mandado la correspondencia antigua, la
reciente, los poemas que me mandaste en
tus delirios amorosos y los obsequios
baratos y runchos, para que viera que poco original resultaste como amante. Ayer todavía me comía el cuento de que me
amabas. Ayer aún no te había sorprendido
con ella en tu adúltero lecho. Ayer no, ahora sí quedaste en evidencia como lo que eres, como lo que siempre has sido, un maldito desleal, mujeriego insensible, mentiroso,
ladrón de ilusiones y de esperanzas.
Ahora sí, date el gusto de decir
que soy una loca furiosa…Ahora sí grita a los cuatro vientos, que tenías razón en sacarme de tu vida.
Ahora sí la dulce mariposa pintó sus alas con los
colores de la batalla, ahora sí levantó su pendón justiciero y te declara la guerra....
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