jueves, 30 de septiembre de 2010

La coraza, el molino y la muralla


Estoy forjando una coraza de acero, para que reboten en ella
las flechas de la mediocridad , los malos amores y la maledicencia.

Construyo un molino de viento, que arroje lejos de mí y los míos
las envidias, la pereza, las tristezas y los odios.

Levanto una muralla de piedra, para separar el hoy del ayer
con un profundo foso para ahogar en él, las malas costumbres, que no me dejan ser,
como quiero ser.

Trabajo y sudo.
Sufro mucho.
Duermo poco.

No es fácil.
Ciertamente, no es fácil.
Las ojeras,
Las manos cansadas
y el cuerpo apaleado,
dan testimonio de ello.

No es fácil.
Pues, cómo romper de los rincones perdidos del alma
las cadenas de la culpa, que inexorablemente me atan al pasado.
Las que cotidianamente abruman mi conciencia
Y me escupen al averno?

No es fácil.
Ciertamente no es fácil.
Qué hacer? No lo sé.
Si a veces, acompañada,
añoro al que me pisa.
Qué hacer? No lo sé.
Si a veces, cuando estoy sola,
olvido los buenos propósitos y exijo,
masoquista y gozosa,
la cuota cotidiana de tragedia y llanto?

Qué hacer?,
Qué ser?
Qué querer?
Qué buscar?
Que soñar?
Que forjar?
Qué pedir?
Adonde ir?

No lo sé. A veces siento que nada sé.

En este negro túnel existencial, lo único claro
es que el tiempo de los quijotes
y de los mesías redentores,
se quedó atrás.
Eso es lo único cierto.
Esa es la más cierta de las certezas.

No lo sé….

No es cierto. Algo sé:

Que ahora, en el límite de mis fuerzas,
sólo queda, forjar la coraza.
sólo queda, construir el molino
sólo queda, levantar la muralla.

…y avanzar.