viernes, 2 de enero de 2009

Certezas e Incertidumbres



Un nuevo año llega y con él la inexorable certeza del paso del tiempo. No se trata ya de usar tinte claro para el cabello a fin de realzar mis facciones y para combinar con el color de mis ojos, sino por la posibilidad adicional de que usando el mismo se mimetizarán las primeras canas que desde hace meses atrás se asomaron rebeldes, las muy cabronas, decididas a quedarse para siempre.

Como se ha hecho costubre, mi fama de cascarrabias, en vez de esfumarse crece y de nada vale que pregone a los cuatro vientos que todo se me resbala, que soy una partidaria acérrima del "vive y deja vivir", no que va, no importa, haga lo que haga, soy una amargada en quien ya se asoman, evidentes, los síntomas del chocheo.

De nada vale que apoye cualquier causa o pensamiento diferente, que esté al tanto de la música, de las letras, de la moda y de cualquier actividad novedosa, no, que va, no importa que sea una mujer trabajadora y autosuficiente, para mucha de la gente que tiene la desgracia de tratarme y pareciera ser que para los estándares imperantes estoy a un paso de ser una anciana decrépita.

Si quiero cambiar de trabajo, ello me está vedado, pues los anuncios de búsqueda de empleo, son específicos en establecer parámetros de sexo y edad definidos, sin obviar el clásico requisito de "buena presencia" infaltable y que haría que se me hincharan los cojones, si los tuviera. O sea: los feos, no tienen derecho a trabajar.

Siendo honesta no es que yo me crea impresentable, pero ¡que huevo! me da rabia que pretendan que me convierta en la clon de Claudia Schiffer en sus mejores tiempos, que encima sepa inglés, frances, portugués, italiano y mandarín; que domine todos los secretos de la informática y la cibernética, aparte de los elementos propios del puesto requerido, para pretendan venir a pagarme una suma que de a vainas llega al salario mínimo. No que va, que se metan su trabajo por el &/($%·"¡¿...mejor me sigo comiendo un cable, pero, eso sí, quedándome con mis emprendimientos, mis planes de negocio en incubación; mis sueños y esperanzas, para ver si antes de morirme, me gano el gordito y monto el negocio de mis sueños.

Si quiero obtener un seguro de vida nuevo, el valor de las primas aumenta, porque prácticamente estoy a un pie del sepulcro.

Si se me ocurre mencionar que "tengo ganas de estudiar algo nuevo...digamos, diferente", me encuentro con caras risueñas burlonas que sin decirlo me dicen: para que vas a estudiar algo nuevo, si en cualquier momento te "da un faracho y pelas el bollo". O bien las caras cabriantes de "hasta cuando vas a estar inventando vainas, dedícate a atender a tus hijos y tu casa, que bastante abandonados los tienes..."

Un nuevo año llega y yo todavía no tengo agenda 2009...Ningún banco, almacén, tienda, amigo, conocido o empresa cualquiera me la ha regalado. Lo anterior me lleva a un razonamiento devastador. ¿La vaina está cada vez más dura en Panamá y los presupuestos destinados a publicidad han disminuido? o ¿Ya no soy tan popular e importante como hace varios años atrás, cuando para estas fechas llegué a tener varias agendas, sin que ninguna hubiese sido comprada por mi?. Ni modo, tendré que comprar una agenda...sin ella estoy muerta.

Un nuevo año llega y dentro de mis resoluciones están: ser mejor persona, acercarme a Dios, cultivar mis afectos, publicar mis versos y escritos, descifrar los secretos de la guitarra, bajar 20 libras de peso, mejorar mi inglés, dejar el miedo al Derecho Penal y agarrarle cariño, involucrarme con alguna obra social que mejore el ambiente de mi comunidad, leerles a mis hijos pequeños y sembrar en su corazón el amor a las letras; no meterme en la vida de mis hijos grandes, pues la ley de la vida los obliga a volar lejos, a caerse y a levantarse; seguir plantando mis flores, buscando como "Candy" mi flor de 7 colores y continuar inventando vainas, para ver si no me muero antes y me puedo retirar sin preocupaciones económicas a mi finca soñada, en mi casa soñada, con mi hombre soñado, a plantar mi jardín soñado y a recibir a mis hijos y nietos soñados...

2 comentarios:

Leskal dijo...

Querida Elektra, el 99 por ciento de mujeres mayores de 28 que conozco ya han perdido todo deseo. Son como vegetales. Permiteme expresar así mi respeto. No dejes de soñar, porque hasta los sueños ajenos alientan a las plantas como yo :)
Un abrazo

Anayansi Acevedo dijo...

Gracias por el comentario. Espero que sigas escribiendo tan bien en tu espacio y que "sigas siendo flor: dando color y aroma, aun en el desierto". Abrazos.