
Amo a un obrero de manos grandes y fuertes,
buenas para recorrerme completa;
y para edificar puentes que llevan al cielo.
De voz calida, melodía perturbadora,
que estremece mis entrañas;
y me renueva entera.
Amo a un obrero,
que es también, poeta, niño ingenuo y trovador enamorado
Que me regala estrellas, flores, canciones;
y me da de beber fuentes de agua viva.
Que siembra junto a mi huertos de esperanza;
Y que recorre, conmigo, senderos de alegría.
Amo a un obrero
Hombre viril, hermoso y arquitecto de delicias,
que me devolvió la fe, la dicha y la cordura.
Ángel de amor, en el sentido cabal de la palabra;
Y que me hace soñar despierta día por día.