jueves, 19 de febrero de 2009

Abstiencia


Medio día en la oficina. Adelanto trabajo: odio tener expedientes en trámite en mi escritorio ("la justicia lenta no es justicia" ja). Cabreadísima, no con el trabajo, yo adoro hacer lo que hago, sino porque a esta hora, justo después del almuerzo me entra un sueño criminal... unas ganas tremendas de comer chocolate o helado, ¿para que me engaño? si lo que quiero es tomarme un CAFE... y estoy lejos, TAN LEJOS (...ja) a 31 kilómetros de mi cama.
Si los genios de los gobiernos hubieran planificado una red vial con sentido común, que uniera a la capital con los poblados aledaños, sin tranques y baches que nos hacen ir a vuelta de neumático, yo podría ir a casita y aprovechar algunos minutos de siesta vespertina o de almuerzo con los chicos, darle la vuelta a la cena y regresar, sin cargos de conciencia a mi oficina.

Pero no, toca quedarme con mis sentimientos de culpa por el abandono cotidiano de la casa, aguantarme mi acidez estomacal y otras porquerías, producto del síndrome premenstrual, de la madrugadera diaria y de la abstinencia a cafeina; y seguir...SEGUIR buscando el dolar nuestro de cada día...

Mi alma...todo mi ser me pide CAFE, CAFE, QUIERO CAFE....pero la úlcera en la boca del estómago que volvió a resucitar hace unos días atrás me dice no más, NO MAS... coño, ¡que me arde!. Y como yo soy tan pendeja ante los dolores físicos, prefiero la paranoia de la desintoxicación al dolor en la panza.

2 comentarios:

vico dijo...

no puedo vivir sin mi café!

Anayansi Acevedo dijo...

yo tampoco puedo vivir sin él, lo jodido es que me está fregando mi estómago, odio tener que tomar medicamentos...aunque odio más dejar el café, así que hago un poco de las dos cosas: tomo unas pastillas que saben a pasta de diente y reduzco mi consumo diario a sólo una taza, a ver si mejoro. Saludos Vico.