jueves, 3 de septiembre de 2009

Administrando proyectos


Hace menos de tres meses caí, por esas vueltas extrañas que da la vida, en un mundo diferente a lo que había sido mi realidad cotidiana. Atrás quedaron los expedientes, las diligencias judiciales, las visitas a los juzgados y los temas jurídicos que en gran medida me apasionan.

Por intersección de quien fuera mi jefe, pasé a formar parte del equipo de la Coordinación de Proyectos del Área Judicial de la institución para la cual trabajo.

No puedo negar que pasé un período de adaptación difícil, pues por mi falta de formación técnica en el área administrativa, varias veces pasé el Niagara en bicicleta tratando de hacer correctamente algunas labores propias de mi nuevo puesto.

Encima, caigo de sopetón, sin paracaídas, en un equipo que ya venía trabajando junto desde hacía un rato; y aunque recibí en la mayoría de los casos un cálido recibimiento y un apoyo incondicional; no faltó a quien no le hiciera gracia mi presencia y tratara de practicar a mi costa, el arte, de lo que en buen panameño se conoce como “serruchar el piso”.

Lo cierto es que más allá de diferencias personales, lo que más difícil hizo mi adaptación a ese tenebroso mundo, fue prácticamente el total desconocimiento que yo tenía de la actividad que se conoce como administración de proyectos, la cual tiene una jerga que sólo los que están metidos en el meollo del asunto entienden. Yo me cortaba las venas cuando escuchaba hablar de “muestras de interés”, “insumos”, “líneas base”, “sinergias”, “términos de referencia”, “plan operativo anual”, “componentes”, etc…y así cosas por el estilo.

Los proyectos en los que trabajo, por ser desarrollado por una entidad estatal, tienen un contenido social. Son financiados, en gran medida, por organismos de cooperación internacional, aunque el Estado Panameño contribuye significativamente en el desarrollo exitoso de los mismos, aportando el recurso humano y muchas veces también parte del financiero.

En estos proyectos, la ganancia mayor supone la implementación de productos que afectan positivamente a la comunidad. Por ejemplo la construcción de un centro de atención a las víctimas de violencia de género; o el diseño de un sistema de registro de expedientes para hacer más efectivo el manejo y trámite de los mismos en despachos judiciales. Acá la ganancia, más que en dólares, se mide en alcance social de los resultados. Más que ganar plata, uno logra la satisfacción del saber que uno formó parte de acciones que le pueden cambiar la vida a alguien, es decir, que hay una posibilidad de trascendencia increíble; y eso me encanta y me motiva a esforzarme para lograr hacer las cosas bien.

En ese afán de superación y en el deseo de meterme de lleno, en este mundo de los proyectos, tuve la suerte de poder asistir a un curso, patrocinado por un organismo internacional, pero dictado en Panamá por la empresa ADR, donde un señor fenomenal que se llama Alberto López, un argentino genial y de una calidad humana excepcional, desmenuza con una paciencia infinita y una pedagogía envidiable los fundamentos del arte o la ciencia de la administración de proyectos.

¡Por fin los cuadritos y garabatos del Microsoft project empezaron a tener sentido! ¡Al fin supe lo de la importancia de la bendita línea base esa de la que se habla tanto en mi oficina!, pero también entendí muchas cosas que me dejaron pensando tanto: como es el caso de la facilidad con que uno muchas veces se lanza a aventuras (o proyectos) sin prevenir los riesgos que entraña dicha actividad. En ese punto, bien pudiera razonar que si se trata de proyectos estructurales, de diseño, o de la obra que sea, una falencia de este tipo supone posiblemente el fracaso del proyecto, o bien un aumento considerable en tiempo y costo. Pero ¿que pasa, cuando lo anterior, es decir la imprevisión de riesgos posibles, ocurre en el ámbito individual de cada ser humano? pues ni más ni menos, que nos estrellamos estrepitosamente contra la cruda realidad y no logramos la meta personal prevista.

¿Qué pasa cuando pretendemos vender una idea que a nosotros, entes creativos, espontáneos, nos parece maravillosa, a un tercero, con una personalidad enfocada hacia procesos?, pues que posiblemente nuestro enfoque de la idea, tal vez le parezca a ese señor una soberana estupidez y una pérdida de tiempo. ¿No pasa lo mismo acaso, cuando nuestra sensible media naranja, nos cataloga como trogloditas energúmenos a la enésima potencia, cuando criticamos ese afán de adornarlo todo y de dar tantas vueltas que tienen algunos seres con una personalidad enfocada hacia las personas, distinta de la nuestra, típica de las personas de acción?. La situación es idéntica: hay que conocer a quien le vamos a “vender” una idea. No se trata igual a Indiana Jones, que a Picasso…No es lo mismo tener de cliente a la Madre Teresa, que a Bill Gates, cosas elementales, pero que constituyen errores constantes en las relaciones interpersonales.

Todo eso lo aprendí con Alberto y muchísimas cosas más. La más importante, una que estoy segura, él descubrió hace tiempo, pero que yo recién capto y es que “el mejor proyecto para administrar o dirigir es el de la existencia personal”.

2 comentarios:

Daus dijo...

Que tal..
soy la persona del blog interesantisimo, la que es egolatra, y lo admite sin penas ni culpa....

Me sorprendio llegar aqui leer tu entrdas, sobre todo que te gustara, y más aún que lo citaras en una entrada tuya, llegue aqui por casualidad, y nada mujer que os sigáis amando, y queriendo que si no lo haces tu no lo hará nadie, con mi cuota de amor propio que raya en el narcisismo, solo te puedo decir, que quererse y todo lo demas es lo mejor que puedes hacer por ti misma, que importan los demas, al diablo, siempre seremos personas "no gratas" para alguien, así como también hay personas no gratas para nosotras...

Vamos echandole ganas al amor, que ya veras que esa felicidad que quieres llega, pero ayudele un poco, no te daras ni cuenta cuando te mires al espejo y veras que tu rostro a cambiado. Que todo pinta de un color distinto, y aquellos que os conocen notaran un cambio y todo sonrie, es causa y efecto como dices,

Bueno no os doy mas rollo.-

Pd: estudio administracion asi que entiendo de sinergias y otras luces, jajaja

Saludos.-

Anayansi Acevedo dijo...

Gracias Daus, llegué a tu blog por el blog de Vico y si maravilloso, he leído varias cosas, pero me llegó mucho eso de la egolatría sin culpas: muy bueno...en mi caso, muy inspirador.

Abrazos