martes, 3 de marzo de 2009

Fin de semana en casa...lo cotidiano



Domingo 1 de marzo del 2009, 1:58 de la tarde.

Luego de un par de horas en la parte trasera de mi casa, emparejando el suelo y eliminando obstáculos para tratar de mejorar la superficie del patio en que juegan los chicos, entro a la casa llena de tierra, quemada por el sol y con la espalda y la cintura adolorida después de podar plantas, remover a punta de pala un caliche mal puesto y barrer con el rastrillo los despojos. En momentos como estos es que pienso que la vida de los obreros de la construcción y de los trabajadores del campo es tan dura…y que yo en mi oficina entre papeles, expedientes y libros trabajo en un vergel de rosas.

Me doy un baño, aprovecho el milagro de un inusual chorro potente en la regadera. Sí, ¡parece mentira!, pero en mi casa, céntricamente ubicada en el pueblo con ganas de ser ciudad en el que vivo, bañarse, utilizando la regadera se ha vuelto un verdadero lujo.
Mis días de gorgojo transcurren similares y la mayoría de ellos me baño con agua recogida previamente en recipientes. Curiosamente no vivo en una barriada marginal, mi barrio no es de precaristas, “supuestamente” es una barriada "bonita", con algo (poco para mi gusto) de área verde, pensada para gente de clase media y trabajadora: casas pequeñas, fácilmente vendidas por su privilegiada ubicación, cerca de todo, mercadeadas por vendedores que ofrecían el “oro y el moro”, pero que a la hora de la hora se hicieron polvo ante los múltiples reclamos por vicios ocultos, materiales de ínfima calidad, defectos de construcción y toda esa joda que se echa uno encima cuando compra casa nueva en Panamá.

Lo curioso es que una de las cosas que más me gustó en su momento, es que yo pensaba que por estar, mi casa tan cerca del centro, jamás se iba a ir el agua. Esa misma agua puñetera que, desde hace más de un año se ha vuelto un objeto escaso y escurridizo (si te vi ayer, seguro hoy no te veré), en fin, por lo menos hoy se salvaron de la mentada de madre mental que diariamente les mando cuando abro el grifo y el agua no sale, al director de acueductos y alcantarillados, al alcalde, al jefe del Ministerio de Vivienda y a todos los funcionarios que tienen o han tenido que ver con el pésimo suministro del agua en mi distrito.

Casi chorreando agua, me pongo pijamas, no me importa andar empijamada a la hora que sea, me pongo mis pantuflas rosadas gorditas y acolchadas y me apodero de la pc, después de las airadas protestas de mi hijo menor, al que interrumpí, según él, un juego “buenísimo” recién bajado de Internet, ¡que lío!, el chiquillo de porra quiere estar pegado todo el día a la pantalla y para sacarlo es todo un protocolo (cuando no es la Internet, es el wii, el playstation o el game q…no se ni como se escriben las vainas esas).

No basta que alegue mis derechos a usar también la bendita máquina, bla, bla, bla…, que tire labia, que concilie, que negocie, que trance…¡nada!…hablo de mi cansancio y de mi abnegación (ja..), casi ruego y ¡nada!…al final de cuentas, me cabreo y termino utilizando mi posición de “mama grande” y en un arranque de dictatorial imposición me quedo con la máquina…váyase usted a manejar bici “carajito”, a leer o a ver si la puerca puso…que se habrán creído estos “pelaítos” de ahora…¿o es que las mamás no tenemos derechos…?; ¡que vaina! y es que en mi casa con una sola pc para la familia, prácticamente tengo que “pelear” la posibilidad del usar la computadora…

“Vidajeneo” un rato en el Facebook, reviso el correo y me meto en Youtube a tratar de buscar un video de un bicho raro, ovni o algo así que dizque salió hace poco, el que me dijeron que estaba allí y que, total, nunca encontré...¡basta ya!...suficiente relajo. Ahora a lo que vine… a planificar la semana que se avecina, ¡quién lo dijera!, yo tratando de administrar algo!, ¡que risa!…administrar eficientemente recursos escasos se me está volviendo una obsesión desde aquel seminario para emprendedores al que asistí hace más de un año y en el que descubrí (¡oh, que el agua moja) que tenía que mejorar mi capacidad de planificación, pues heme aquí la clásica sagitariana, que egocéntricamente cree que todo lo puede, que todo lo sabe y que ha dejado al azar muchísimas cosas, situación que por supuesto, me ha traído un montón de dolores de cabeza…

Como tal parece que estoy creciendo (más vale a los 40s, que nunca…) me pongo a hacer mis listas domingueras, reviso las listas de las semana pasada…hmmm, compruebo con rabia (para variar…) que dejé muchas cosas sin hacer, las que pasan automáticamente a la nueva lista de cosas pendientes, y así entre listas y listas y las protestas airadas de ¡tengo hambre!, ¡quiero leche!, ¡hace calor! y otros piropos por el estilo, me levanto de silla para ver que les doy de comer a mi tribu….

Prácticamente mi nalga aún no se ha despegado de la silla, cuando... ¡zaz!...algo pasa junto a mi a una velocidad meteórica que por poco me hace caer…¡respiro! y caigo en cuenta que se trata de mi veloz retoño, el que, como si fuera un bólido retorna a recuperar sus dominios y se apodera de la pc, alegando, antes de que yo pueda articular palabra alguna, haber cumplido con creces, su cuota diaria de esfuerzo y físico y movimiento más allá del que generan sus ágiles extremidades cuando operan los múltiples aparatos tecnológicos con que juegan los pelaítos hoy en día…

Ahora si, de nada vale que pegue tres carajazos y empiece hablar con la pared, de la época prehistórica cuando "había una vez una troglodita espelucada y greñuda que se llamaba Ana, la cual jugaba con sus amiguitos al “compañerito pío, pío”, “un, dos, tres, pan queso”, “la tiene”, “la lata” y recorría en bicicleta todos los recovecos de su barrio y los alrededores…bla, bla, bla...", mi hijo, de 7 años, mira a esta troglodita del cuento con cara de ¿esa vaina con que se come? y ella, antes de explotar, mejor se va a cocinar…

2 comentarios:

Otto dijo...

Que bueno es saber de gente madura que mantiene esa inquietud por expresarse de alguna manera.
Me gusta tu blog muy humilde.
Ánimo

un sincero abrazo

otto

Anayansi Acevedo dijo...

Pues claro hijito y ¿de qué forma se supone que los viejos deben expresarse?, será ¿¿con pinturas rupestres?? o señales de humo...Besitos.