jueves, 25 de marzo de 2010

El trato


Sabes algo, poeta extravagante:
Como tu, también aprendí a mostrar los dientes…
Los dientes, en una hermosa sonrisa,
sirven para algo más que adornos perlados para una boca abierta.
Los dientes, como los de una jauría iracunda,
sirven para infundir respeto,
sobre todo, si maquillas los labios que los guardan,
de un carmín rojo intenso.

Sabes algo, poeta mercenario de batallas ajenas:
Cansada de mirar a la luna,
De llorar desventuras,
De cantarle al amor cicatero,
A cariños insensatos, a veces furtivos,
y al calor, nunca olvidado, de unos besos tiernos,
a veces me vuelvo de piedra.

Sabes algo, poeta indomable, corazón de metal:
Porque llevas a cuesta todos los pecados del mundo
y como yo, tocaste el fondo, del pozo de las tragedias imposibles.
Porque sientes como tuyo, el desencanto que hoy me agobia,
y eso, ¿sabes acaso, poeta?, en este tiempo de absurdos, algo importa…
Por todas esas cosas, y otras tantas,
quiero que sepas, que en medio de esta nada urbana
en esta noche de horóscopos y constelaciones te anhelo.

Sabes algo, poeta de ojos tristes:
me harté de esta parodia de existencia, desde hace un buen rato,
de pensar y hacer sólo cosas banales,
en el gasto diario, en hacer lo políticamente correcto,
en bajar de peso, disimular las arrugas,
en el trabajo cotidiano, la ropa que me pondré mañana,
el estatus quo, en las leyes, los reglamentos, la religión, la patria,
en la ética, el civismo, en la esperanza de un mundo mejor.
El tiempo y esta vida sin sentido, no me dan para tanto.
Poeta ¡carajo! Trato de ser la niña buena que soñó mi madre, pero no puedo.

Si poeta, alma de niño bueno:
estoy harta de bregar,
quiero perderme, ser irresponsable.
¿Serán tal vez, las primeras canas, que insinuante llegan?
¿Tal vez, tantos sueños rotos, los desarraigos,
los desencuentros cotidianos,
mi mala cabeza, la mala suerte?
No lo se…o tal vez si.

Y en esas ando, poeta ocurrente.
Inconforme,  hambrienta y cual Lilith siempre errante.
Tu lo entiendes, pues, igual que yo,
eres ángel caído,
ser insurrecto, pero no vencido.
Ángel de sombra o demonio de luz.
Rebelde a la magnificencia divina.
No en vano, según el final de “mi” historia,
venciste al arcángel.
No en vano,
los pecados de todos, los tuyos y los míos
inclinaron la balanza de tu lado,
de nuestro lado.

Por eso amigo, hombre y a final de cuentas, como yo, sólo poeta,
te propongo un trato:
Aparta al miedo. El miedo no es una opción ahora.
Soy igual que tu, y aunque a veces enseñe los dientes,
No siempre muerdo.
Fluye y vuelve a tener el corazón de niño.
No temas, te doy la mariposa del recuerdo, mi talismán preciado.
Aunque sólo sea por un ratito sublime,
vuelve a ser príncipe del “Reino del Nunca Jamás”
Y despójate junto a mí, de esa piel de gente grande y seria que sofoca.
Llévame a tu reino de sombras y luces,
aunque sea solamente por un instante,
que ya de tantas migajas de maná divino, tuve suficiente.

2 comentarios:

Polito dijo...

(Rodolfo Alejandro).

Hoy, son inmensas las letras. Hoy, son intensas las saetas de los recuerdos. Hoy, son más grandes mis irrevencias. Hoy, tomo tu café semi mecánico. Hoy, me despojo de las alas para andar por las ramas. Hoy, me poso en ti, cariño continuo, interminado. Hoy seré mañana.

Anayansi Acevedo dijo...

Gracias Rod...Gracias, ni te imaginas cuanto.