Tus manos,
a partir de un reencuentro
y del coro insolente
de Edith Piaf alborotando
a los lejos,
funden la madrugada,
con risas clandestinas,
hilos de plata lunar
y libélulas moradas.
Tus manos
visten de coraje,
togas de seda.
desatan humedales y
espuma,
gotitas de clarividencia,
y sensualidad a flor de
piel.
Tus manos
Cual enredadera me
arropan y me dejo ir.
Duermo y renazco,
según la voluntad del
roce.
Y si el milagro de la alegría
surge a partir de los besos,
Tus manos,
me demuestran que la trascendencia
sólo es posible a partir
de las manos,
de tus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario