viernes, 6 de junio de 2014

Tufo



Estoy dentro del auto con una amiga en un estacionamiento público, mientras esperamos a alguien por un asunto relacionado con trabajo. Aproximadamente, son las tres de la tarde y un tipo ebrio y maloliente, como si se hubiese echado encima la destilería nacional, nos aborda para vendernos algo que lleva encima.

Como yo no hablo con borrachos, lo ignoré y miré para otro lado. Mi amiga le dice, no queremos nada, gracias. El borracho insiste, introduce la cabeza en el automóvil; y de su boca asquerosa salen efluvios con dejos gástrico-etílicos, capaces de hacer vomitar hasta la bilis. Mi amiga pierde la paciencia, abre la puerta del auto, el tipo se aparta; y mi amiga le pide que nos deje en paz.

El tipo le dice: "dios las va a castigar por malas", mi amiga harta y aturdida por el tufo etílico le dice: yo no creo en dios, piérdete.

Al tipo se le pasa mágicamente la juma, la mira despectivamente de arriba abajo, se pavonea en su miseria, al sentirse superior a nosotras, mujercitas solas, seguro quedadas, para colmo ateas y con ínfulas intelectualoides y le dice: "DESGRACIADAS, dios las va a castigar por malas". Mi amiga me mira, el color rojo se me sube al rostro y las orejas, se me olvida que no hablo con borrachos y cuando estoy a punto de mandarlo para donde la reputa madre que lo parió, mi amiga sonríe dulcemente y le dice, "ok, yo no creo en dios, pero no soy vaga, ni borracha y no doy el culo para regresar a casa".

A mi se me pasa la ira y me da una terrible lástima. 


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