En la ventana del cuarto y más
allá, a lo lejos
todo un cielo sin estrellas para mi sola.
Toda la noche para inventar
uno, mil o un millón
de versos para ti,
infiel y mezquino,
que en esta húmeda
noche,
duermes ajeno a mis
dudas y temores
lejano,
perdido en el reino del hades
que te atrapa,
¿ingenuo?
en el onírico abismo
que te separa de mi;
y de nuestro doméstico y vital espacio común.
……
Luna ausente, celestina,
cómplice de tanta
pretérita ternura
Y de tanta indecencia magnífica,
Dónde te has ido?
Porque no haces brillar los guijarros del camino
que han de llevarme victoriosa
por la lóbrega y sensata senda de la tranquilidad.
Lejos de él y del embrujo malsano de sus besos prestados?
…….
A estas alturas de la vida,
cazador o liebre soy???
Quién lo dijera,
mientras tu duermes, satisfecho, después de saciarte.
Yo temblorosa todavía,
fiebre en la piel,
cargo culpas nuevas,
a mis pasadas culpas.
Estoica, a veces,
acepto resignada la tortura.
Envanecida y soberbia,
a ratos,
Digo, al diablo, todos;
Y sola, me atraganto
de angustias.
………
Hoy es hoy,
Mañana otro día será,
te beso los labios
suavemente,
para que no despiertes.
Y te dejo dormir,
otra noche más,
como siempre, llena
de dudas,
bebiéndome de gota a gota,
la ambrosía de malsanos besos
y la cicuta infame del desosiego.
Publicado originalmente el 6 de noviembre de 2010
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